Cuando se trata de plantas, los principales cuidados consisten en proporcionar agua y garantizar la luz necesaria para su crecimiento. Pero si hay algo que influye es el sustrato que se use para plantar. Vamos a ver cuáles son las ventajas que aportan los actinomicetos a ellos.
Qué son los actinomicetos
Los actinomicetos por definición son un tipo de bacteria, aunque cuentan con algunas características de los hongos, que tienen como principal habilidad la de descomponer la materia orgánica del suelo.
La palabra actinomiceto deriva del latín aktino que significa “sol” con referencia a estructuras filamentosas, y mycete, “hongo”. Se definieron así debido a la morfología de crecimiento, muy parecida a la de los hongos si se observa a los actinomicetos al microscopio.
En primer lugar, estos componentes habituales del suelo, fueron clasificados como hongos. Tras ello, se modificó y pasaron a ser protistas inferiores como puente de unión con los hongos, por sus similitudes con ellos.
Actualmente su calificación es como bacterias superiores, incluidas en el reino Eubacteria, aunque se siguen estudiando dentro de la micología, por las similitudes que guardan con los hongos.
Para qué sirven y dónde podemos encontrarlos
La función principal que tienen los actinomicetos es la de descomponer los nutrientes presentes en la arena y, al transformarlos pueden ser aprovechados por las plantas. Con ello se puede conseguir fertilizar mediante un tratamiento con actinomicetos.
Estas bacterias pueden encontrarse en cualquier compuesto que contenga una cantidad importante de materia orgánica y carbono, pudiendo expandirse y multiplicarse posteriormente.
Pero, además, en el mercado podemos encontrar diversos productos que contienen este tipo de bacterias que descomponen los nutrientes presentes en la arena.
Cuáles son las ventajas de los actinomicetos para el suelo
Los actinomicetos transforman la materia orgánica y son los que ponen en formas altamente disponibles para las plantas los nutrientes que aportamos con el estiércol, compost u otras formas orgánicas.
En caso de que no estuvieran presentes este tipo de bacteria, esta transformación requiere de más tiempo para llevarse a cabo. Además, es un proceso incontrolado en el que, algunos de los elementos, como el nitrógeno pueden encontrarse en grandes cantidades cuando no lo necesitamos o sea perjudicial para la planta.
Por lo tanto, los actinomicetos ayudan a tener un buen nivel de materia orgánica en el suelo con una buena fertilidad y un gran intercambio de nutrientes entre el suelo y la planta.
Con ello se consigue que las plantas tengan una buena relación de nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, micronutrientes y mucho carbono.
Estos nutrientes bien proporcionados son fundamentales para el buen crecimiento y desarrollo de las plantas, y con ello los actinomicetos previenen un gran número de enfermedades.
Como hemos visto, los actinomicetos son un tipo de bacteria que guarda similitudes con los hongos y cuya función consiste en descomponer la materia orgánica para poner a disposición de las plantas los diferentes nutrientes. Con esto se consiguen equilibrar los nutrientes que llegan y tener así una tierra más fertilizada.