El cultivo del tomate es uno de los cultivos más sensibles a los cambios ambientales, y aun así es uno de los preferidos en los huertos, por la rapidez de sus ciclos y su versatilidad en la cocina. En los supermercados los tomates que vemos son lisos y perfectos, pero quienes los cultivan en casa seguramente habrán tenido alguna cosecha de tomates con grietas. ¿Por qué se rajan los tomates? Existen varias causas que provocan este efecto, pero son fáciles de evitar.
Por qué los tomates se rajan
Los tomates se agrietan principalmente cuando se produce una absorción muy repentina de una gran cantidad de agua. El interior del tomate se expande demasiado deprisa por el volumen del agua y su piel no es capaz de adaptarse, por lo que al final se termina rompiendo, formando esas marcas similares a las estrías sobre la piel humana. Los errores más habituales por los que se rajan los tomates son los siguientes:
- No regar el cultivo de forma constante. Puede pasar que se nos olvide regar, y cuando lo hagamos, tratamos de compensar la sequedad de la tierra aportando un poco más de agua. La planta querrá absorberla rápidamente, pero no podrá asumirla toda y aparecerán las grietas en el fruto. Lo ideal es mantener siempre la tierra húmeda mediante un sistema de riego por goteo.
- Regar con constancia, pero sobre un suelo muy caliente. Los cambios de temperatura es otro de los motivos por los que los tomates se agrietan. Ocurre porque al estar la tierra a mucha temperatura la humedad se evapora y el suelo se vuelve a secar. Al siguiente riego, la planta quiere absorber mucha agua para compensar por lo que volvemos al problema inicial.
- La tierra es demasiado arenosa, con materia orgánica insuficiente. Los suelos muy arenosos no retienen correctamente el agua, así que, de nuevo, en el momento de regar, la planta estará “sedienta” y querrá absorber la mayor cantidad de agua posible con el resultado que ya sabemos.
Cómo podemos evitar cultivar tomates con grietas
Una vez que ya sabemos por qué los tomates se rajan, podemos tomar medidas para evitarlo. Si seguimos unas sencillas pautas conseguiremos una cosecha de tomates perfectos.
- Mantener la humedad de la tierra regando con frecuencia. Es recomendable asegurarse de que el agua penetra correctamente en el sustrato.
- Utilizar un sustrato de calidad y añadir elementos que favorezcan una buena distribución del agua, como la vermiculita o el musgo de turbera. También se puede añadir paja, que crea un acolchado y evita que la humedad se evapore.
- Elige una variedad de tomates que se adapte bien al clima de la zona.
- Abonar, pero sin pasarse. No interesa que la planta crezca excesivamente deprisa porque se puede desarrollar grande pero débil.
- Controlar la luz y la temperatura utilizando redes para sombra durante la primavera y el verano para proteger los frutos verdes.
Ahora que ya sabes por qué se rajan los tomates y los trucos para evitarlo, seguro que consigues una cosecha envidiable.